Una de las grandes cosas que te suceden cuando viajas es el conocer gente muy interesante. He tenido mucha suerte a lo largo de los años y en mi camino he tropezado con personas realmente curiosas y singulares. He conocido a familias que llevaban viajando 10 años, viajeros solitarios que llevaban 2, 5, 7, 15 y hasta 20 años perdidos por el mundo sin destino fijo, disfrutando del día a día con la tranquilidad del saberse sin prisas.
Pero este verano pasado tuve la ocasión de conocer a un hombre realmente encantador, una persona que te transmite serenidad y paz y del que sientes que podrías aprender muchísimo, un hombre que lleva viajando desde hace 35 años!. Y lo conocí gracias a estas cosas del destino…
Estando este verano en Sumatra, me fui a un pequeño pueblo en el Lago Maninjao donde, nada más llegar, me puse a buscar alojamiento puesto que mi contacto de Couchsurfing me había fallado… Al principio me sentí un poco frustrada (no sabía entonces que esto me pasaría varias veces más a lo largo del viaje por Indonesia) pero en seguida cambié de semblante, cogí mi mochila y me puse a caminar buscando un hotel que mencionaba la guía LP como el más económico. Pues estaba cerrado… pero al lado había un sonriente chico que me preguntó si quería alojamiento y, después de unos minutos de regateo y de decidir que en vez de una noche, me quedaría dos, subí y dejé mi mochila en una habitación con vistas al precioso y gran lago volcánico.
Al bajar me encontré con los otros huéspedes, un hombre australiano muy jovial y abierto y una encantadora mujer eslovena que lo acompañaba. Después de una breve conversación, nos despedimos no sin antes recomendarme ir a cenar a un lugar muy acogedor. Después de un paseo me fui a ese lugar (reconozco que no fue fácil llegar y a punto estuve de desistir). La verdad es que era precioso. Una pequeña cabaña a orillas del lago donde escuchabas las suaves olas y donde los perros y gatos dormían felices por doquier.
Me invitaron a sentarme con ellos y gracias a la «traducción» de Teja, pude tener una conversación más o menos fluida con el australiano. Fue allí donde me contaron que ella llevaba un tiempo viajando sola y que tres meses atrás se conocieron y desde entonces decidieron seguir juntos. Y aquí fue cuando yo le pregunté a él cuanto tiempo llevaba viajando y creí no entenderle bien, vamos, que me lo tuvieron que escribir con numeritos… Sí, llevaba 35 años viajando!

Después de una larga conversación y cena nos volvimos a encontrar al día siguiente y ya nos sentíamos como si nos conociéramos de toda la vida! Intentamos coincidir en otros puntos más adelante, pero los autobuses y las averías no lo hicieron posible.
Quedé tan fascinada con este hombre que le pedí tímidamente hacerle una pequeña entrevista. Nunca he hecho ninguna y no se si volveré a repetirlo, pero sentí que este hombre tenía mucho que contar. Y he aquí mis preguntas y sus respuestas!
Espero que os guste!
La vida para mí es, literalmente, un viaje.
Antes de nada, ¿podrías hablarnos un poco de ti, decirnos quién eres?
Me llamo Larry Imnadze, estoy a punto de cumplir 68 años de edad y nací en Winkel, Alemania de padres alemán y ruso el 11 de noviembre de 1947. Nací siendo refugiado apátrida y en 1953 (cuando tenía 6 años de edad) mi familia se mudó a Nueva Zelanda, lo más lejos posible de Europa y Rusia. Fui educado en Nueva Zelanda y en el año 1962 conseguí la nacionalidad.
Me fui a vivir con mi novia neozelandesa a los 16 años, me casé en 1967 y nos divorciamos en 1985. No queríamos tener hijos y no los tuvimos.
En 1975 me fui de Nueva Zelanda de forma permanente para Australia. Trabajé en una fábrica de textil, en un vivero (como propagador, jardinero,..) y continué mi carrera profesional en Bancos y Compañías de Seguros. En el año 1996 me convertí en ciudadano australiano.
Desde 1980 (en Perth, Australia occidental) hasta 1982 estuve construyendo un yate de acero de 12,8 metros en el que me embarqué y navegué por todo el Pacífico Sur hasta 1986, momento en el que decidí vender el yate porque económicamente andaba muy escaso. Invertí todo el dinero del yate de forma cautelosa en los bancos y desde entonces he vivido gracias a los ingresos que me han generado estas inversiones. Teniendo independencia económica y al no tener necesidad de trabajar, elegí este estilo de vida, elegí ser viajero.
¿Sabes cuántos países has visitado a lo largo de tu vida?
No estoy seguro de cuántos países he visitado, pero haciendo un cálculo rápido creo que serán sobre 60. Sin embargo, tal vez me sea más fácil decir en cuáles no he estado: toda África (excepto Marruecos), Corea, Taiwán, Vietnam y Camboya, lugares que no me han interesado.
Supongo que tienes un montón de anécdotas, ¿nos podrías contar la más extraña que te haya ocurrido?
A nivel personal, la experiencia más extraña que tuve fue en Tailandia, allá por el año 2000. Parece ser que resbalé y me di un golpe en la cabeza porque estuve amnésico, es decir, perdí la memoria, entre las 13:00 y las 23:00. La policía turística creyó que era un drogadicto y me robaron 4150 dólares. Esta situación me hizo darme cuenta de cómo el sentido de la vida que yo tenía en aquel momento era vulnerable, ya que se basaba en acumular experiencias y recuerdos. Hoy por hoy, que ya soy mayor, me doy cuenta de que, al margen del accidente o del golpe, si tengo la desgracia de vivir demasiado, mis recuerdos se volverán seniles junto conmigo.
En tu experiencia, ¿qué país crees que deberíamos visitar porque es realmente maravilloso? Y por otro lado…, ¿qué país no nos recomiendas visitar?
Realmente no tengo un lugar o país especial, todo depende de los intereses de cada persona en un momento determinado. Si te gusta, por ejemplo, la playa, la montaña, la sabana, las zonas tropicales o húmedas, el subártico… y lo que te gusta hacer en general, esto es, el gusto de cada uno. Por eso creo que todos los lugares tienen algo que los hace especiales e interesantes.
Me resulta más fácil contestar en negativo. Aunque me gustaron India y Sri Lanka, no me gustó su gente, por lo que no tengo ningún interés en volver a estos lugares. En cuanto a Marruecos, fue horrible.
¿Hay algún elemento o situación que eches de menos en tu vida?
He vivido una vida convencional, con un trabajo, una casa, etc., pero después de dos años me sentía insatisfecho y tuve que buscar algo que me resultase estimulante. Después de dejarlo todo, mi esposa y yo nos mudamos a Australia, viajamos un poco más y nos establecimos en Perth, donde nació la idea del barco.
Como ya tuve una vida convencional con la que me sentí insatisfecho, no me arrepiento del cambio que, después de mi divorcio, se convirtió en un estilo de vida. Este estilo de vida alternativo que no permite continuidad a mucha gente.
¿Cuándo sentiste la situación con más contraste cultural en tu vida?
No he vivido nunca esta situación y creo que la razón por la que me siento cómodo con diversos contactos culturales es por mi pasado, por mi crianza. Nací extranjero y no tengo ningún sentimiento de identidad nacional. Por mi familia multicultural rusa-alemana, y habiendo vivido mi etapa educativacomo extranjero neozelandés, siempre me he identificado más con las personas foráneas.
¿Podrías calcular cuántas personas has conocido desde que viajas solo?
Esto es difícil e incalculable.
¿Hubo algún momento en que pensaste en regresar a Australia y hacer una vida «normal»?
Volver a Australia cuando no tenga más interés en deambular por el mundo es una posibilidad, tal vez sea pronto, pero en cuanto volver a la vida normal, eso no sucederá. Si fuese posible, ya habría ocurrido.
¿Cuál es, aproximadamente, tu presupuesto mensual?
En los primeros años tenía un gasto de unos de 600 dólares americanos mensuales, luego se redujo a 350$ y en los últimos tres años ha pasado a ser un presupuesto de 900$.
Y una pregunta importante para todos ¿cómo es posible viajar durante 35 años y no trabajar?
Después de cinco años navegando y con poco dinero para continuar haciéndolo, habría tenido que trabajar y ahorrar durante un par de años. El yate no estaba asegurado y siempre existía el riesgo de perderlo en el mar; la preocupación entonces no era si me ahogaba, sino si sobrevivía, porque lo habría perdido todo y tendría que empezar de cero.
Como había gastado 60 000$ en material para construir el yate, decidí ir a lo seguro y venderlo, y lo hice por 100 000$. La pregunta era qué hacer y qué era lo que quería de la vida (con buena salud y sin responsabilidades, lo más importante en la vida es el tiempo, que es finito) para ir y venir a mi antojo. La vida para mí es, literalmente, un viaje.
Invertí las ganancias de la venta del yate con cabeza y viví con la mayor parte de los intereses, pero también ahorré un poco. Hace tres años cumplí 65 y ahora tengo la pensión de jubilación, que asciende a 1600 dólares australianos mensuales.
Y hasta aquí mis preguntas! quedaron muchas en el tintero, pero tal vez tú tengas alguna que hacerle y yo le pueda transmitir! Si es así, anímate a dejarla en un comentario!