Jornada extremadamente agotadora de transporte y calor.
Después de 10 horas de autobús, llegamos a las 8 de la mañana a Rasht sin apenas dormir. Como había leído que esta ciudad no tenía ningún interés, me fui directamente a Masuleh para quedarme a dormir allí y descansar. Fue muy difícil encontrar la manera de ir, todos me decían que cogiese un taxi y hacerme entender que quería coger el bus me llevó más de 1 hora. Esta vez estaba a punto de perder los nervios. Por fin me llevaron al sitio desde donde salen los minibuses y taxis compartidos, estos últimos costaban 2.000 hasta Fuman, así que se lo comenté a dos chicas de Taiwan que también iban para allá.
Pues resulta que estas chicas estaban deseando marcharse, de hecho, sus amigas adelantaron la vuelta y ellas no pudieron por falta de espacio. En menos de 15 días a las cuatro las habían abordado ocho hombres diferentes con tocamientos varios. Estaban super indignadas, enfadadas y deseando que saliese su vuelo. Me sorprendió mucho, jamás había oido nada igual aquí. Esta misma tarde un hombre mayor intentó rozarse contra mi… Ahora estoy algo más alerta, pero no agobiada ni mucho menos.
Por fin, tres horas después de mi llegada a Rasht llegué a Masuleh, cansada, con sueño, con un calor terrible y con la idea en la cabeza de encontrar donde dormir cuanto antes.
Me llevé una gran desilusión… todo el mundo hablaba genial de este lugar, considerada como una de las villas más hermosas de Irán y yo solo vi un montón de gente por todos lados comprando souvenirs (es un lugar muy popular entre los iraníes) en un pueblo que no encontré nada especial. Supongo que estaba demasiado cansada para apreciar nada. Me dirigí a un hotel pero los precios me parecieron altos para lo que era, me fui a tomar un refresco y decidí que daría un paseo y me marcharía al siguiente punto, Qazvin, que tenía más que ver. Dejé la mochila en el chiringuito y fui a pasear, en media hora lo has visto todo. Desde luego que se puede hacer algún recorrido por los alrededores, pero no me apetecía nada.
Reconozco que las casas tienen mucho encanto, sobre todo los balcones, pero a mi particularmente, en las condiciones que estaba, no me convenció.
En una hora ya estaba esperando un taxi compartido para desahacer el recorrido, volví a Rasht y caminé un rato por el centro, donde están los edificios coloniales, pero esta es una ciudad grande comercial e industrial, nada especial. Definitivamente me iba a hacer otros 200 km para llegar al siguiente punto.
Me fui a la zona de taxis compartidos (a las afueras de la ciudad) y esperé casi una hora a que fuésemos cuatro personas. Al llegar a Qazvin empecé a caminar en busca de un taxi que me llevara al centro y una conductora me pitó y me dijo que subiera, no sabía inglés, así que le dije la palabra hotel y me llevó al mejor de los tres que hay.
Esta vez me quedé en él, solo tenían una habitación libre y cuando les dije que iba a buscar en otro lugar (este es caro, muy caro) y empecé a andar con mi mochila, sin dormir desde el día anterior, con tropecientos kilómetros encima y pegajosa del sudor… me volví y les dije que sí.
Después de una ducha, descanso e ir a cenar a un buen restaurante que resultó bien de precio y la comida era deliciosa, fui a preguntar al otro hotel para quedarme la siguiente noche. Pues resulta que no tenían para esa noche (me ahorré una caminata) pero si les quedaba una para el día siguiente, la verdad es que era bastante cutre el hotel, pero bueno, le dije que iría al día siguiente.
Paseé un buen rato por la ciudad (esta me gusta mucho más), me compré un «moño» para sujetarme el velo y fue cuando el viejo vendedor salió con la excusa de coger algo e intentó rozarme. Lo aparté inmediatamente con un empujón y siguió como si no hubiese pasado nada…
Y ahora a descasar!!!! Que voy a morir de agotamiento! Hasta mañana!