Hoy ha sido un día muy largo y agotador. A pesar de que sabía que el minibús para Kapan salía a las 12, a las 10 estaba allí por si había gente para compartir taxi, pero no… Después de más de dos horas de interminables curvas por carreteras de montañas y paisajes espectaculares, llegamos a Kapan, el minibús para la frontera de Meghri salió a las 14.30, tiempo para comprar fruta e ir al baño. Dos horas más de curvas y paisajes espectaculares llegamos a la frontera.
Pues a cruzar casi un kilómetro a pié bajo el sol torturador. Justo a mitad del puente es el límite y es a partir de entonces cuando tuve que ponerme el pañuelo (por indicación de dos simpáticos iranís que venían en el bus).

Los trámites tardaron más de una hora, en la salida de Armenia miraron con lupa (literalmente) mi pasaporte durante 10′ y en Irán se dedicaron a hacerme preguntas «raras» como a cuantos kilómetros está la ciudad donde nací en Venezuela de Caracas… en fin, que mis compis de viaje iranís con los que había quedado compartir el taxi a Tabriz (80.000 tomans/800.000 riales/30 $/ 23 euros) me tuvieron que esperar bastante. Cambié algo de dinero y allá nos fuimos los tres, con otro piloto de rally que no bajaba de 120km/h en curvas… En tres horas estábamos en Tabriz, para entonces ya eran más de las 8 de la noche.

Uno de los dos iranís me ofreció ir a su pueblo con su familia, mujer e hijos, rechacé amablemente y me quedé con el otro, un empresario del mundo de las alfombras que también buscaba hotel para esa noche. Y después de 6 intentos, conseguimos un hotel sencillo y caro, pero buen situado que tuviese dos habitaciones. Agotados y hambrientos nos fuimos a cenar y no me dejó pagar! Así, sin más, me invitó a cenar.
Mañana decidiré que haré, hoy solo quiero dormir…